tag:blogger.com,1999:blog-1163863074260350442024-03-13T14:06:47.754-03:00LeléLeléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.comBlogger159125tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-13308224156390491882012-11-12T15:42:00.001-03:002012-11-12T15:42:41.890-03:00Y quéHace tanto tiempo que no paso por acá que no sé qué puede ser más importante: que mañana me entero el sexo del nuevo bebé que tengo en la panza, que este mes hace un año que trabajo de lo que quiero y como quiero o que Antonia, a sus dos años, almuerza conmigo conversando de igual a igual. Desconozco si a alguien le interesa que hace un par de semanas compartí de muy-muy cerca la muerte de mi tío Eduardo y que entonces llegué a la conclusión (aplausos, por favor) de que muerte y vida son más o menos lo mismo. Que estoy por volver a emprender el tortuoso camino de cambiar de casa o que al fin, de una vez por todas, renové el carnet de conducir sin <a href="http://elquedelele.blogspot.com.ar/2007/09/existe-algo-ms-pattico-que-desaprobar.html">desaprobar</a>. Pero no, creo que lo más importante que tengo para contar es que este blog perdura solamente porque no vale la pena esmerarse en remontar, que despedirse es de cocorita y poco tenaz. Y que al final, a nadie le importa.Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-68116051734893539872012-08-06T16:15:00.000-03:002012-08-06T16:15:15.747-03:00Olor a tostadas<br />
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Me acabo de enterar que un amigo de hace años se convirtió en rock star. Siempre fue muy bueno con la guitarra y ahora se puso de novio con una cantante portuguesa muy famosa, a la cual produce y cuya banda integra. Termino de googlear, twittear, youtubear y facebookear todo el asunto y, creánme, mi amigo de hace años la rompe. Vive en Londres, pero viaja por todo el mundo subiéndose a escenarios que miran miles de personas. Aparece en los video clips de su novia y se lo ve contento, explotando su potencial, que lo tiene, y viviendo el mundo.</div>
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Pensaba en todo esto y me alegraba con la noticia cuando se me empezaron a cruzar algunos flashes informativos:</div>
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<li style="text-align: justify;">Mis puteadas cuando el basurero no pasa.</li>
<li style="text-align: justify;">Las veces que intenté hacer una tortilla y no me salió.</li>
<li style="text-align: justify;">La repugnancia hacia mis abominables vecinos.</li>
<li style="text-align: justify;">La bronca porque Esteban entra a casa con las zapatillas con barro.</li>
<li style="text-align: justify;">La batería del auto.</li>
<li style="text-align: justify;">Mis manos feas y chiquitas.</li>
<li style="text-align: justify;">Las reuniones de trabajo en las que se compite a quién más canchero.</li>
<li style="text-align: justify;">El limonero que nunca me dio un limón.</li>
</ul>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Hasta que todo pasó. Bastó darme vuelta y ver a Antonia durmiendo la siesta en el sillón, redonda, sana y divertida (abrigada y tapada por Pato, Muñeca y Pocoyó) y recordar que antes de irse a trabajar, Esteban me había dado unos besos y me había abrazado y hasta hecho upa, para decidir que ya era suficiente. Que mi vida es geográficamente estática, pero está llena de encanto, <a href="http://elquedelele.blogspot.com.ar/2009/04/la-importancia-de-tostar.html">olor a tostadas</a> y amor. Y que con eso, todos contentos.</div>
<br />Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-41026438824736917532012-06-04T15:12:00.000-03:002012-06-04T21:49:02.973-03:00Compañero de trabajo<div style="text-align: right;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-nh09JJjlJGo/T8z0s-I6_AI/AAAAAAAAAnY/HV_a9V7VbZE/s1600/100_4913.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: left;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-nh09JJjlJGo/T8z0s-I6_AI/AAAAAAAAAnY/HV_a9V7VbZE/s1600/100_4913.JPG" /></a></div>
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Los que trabajamos en casa sabemos que hay ciertas reglas indispensables para que la cosa funcione. </div>
<br />
<ul>
<li style="text-align: justify;">Tener una oficina o simple escritorio separado del lugar donde se come/duerme/hace pis. </li>
<li style="text-align: justify;">Respetar objetivos (el artículo terminado o el informe entregado, en mi caso) y cortar temprano. </li>
<li style="text-align: justify;">Usar Skype para hablar con marido, amigas y antiguos colegas.</li>
<li style="text-align: justify;">Escuchar a Chiche Gelblung por radio.</li>
<li style="text-align: justify;">Mirar para afuera.</li>
<li style="text-align: justify;">Salir al patio cada tanto.</li>
<li style="text-align: justify;">Hacer yoga.</li>
</ul>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Pero lo más importante es contar con un compañero. Como no hay gente de sistemas, secretarias, contadores, gerentes ni porteros que a una le ceben un mate o hablen del clima, un compañero es importante. </div>
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Por eso, yo tengo un árbol. Un fresno que veo directo desde el escritorio. Día a día me llena de grandes satisfacciones. Crece rápido y es bello y esbelto; mucho más que el de mis abominables vecinos. Lo adoro y sigo su evolución con detenimiento. Hace poco se puso amarillo como en la foto y quedó sin hojas de una mañana para otra. Para mí fue un día importante, como cuando alguien grita en una empresa y el puterío avanza a lo loco por las oficinas. </div>
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Además, dentro de poco el árbol me va dar otro día especial, porque está por llegar el momento de sacarle el tutor. Ya está grande y es tiempo de que el fresno enfrente solo el viento, la tierra y algún gorrión sobre sus ramas.</div>
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Así que no veo la hora. Falta poco para verlo como un árbol adulto y robusto. ¡Eso sí que va a estar bueno!</div>
<br />
<br />Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-7453034934486835312012-02-07T17:14:00.000-03:002012-02-07T17:18:42.574-03:00Hace dos años era domingo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-Dna00g_pF6M/TzGFWhXgLWI/AAAAAAAAAnQ/vtf6eXMo2w8/s1600/fb+2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="http://2.bp.blogspot.com/-Dna00g_pF6M/TzGFWhXgLWI/AAAAAAAAAnQ/vtf6eXMo2w8/s320/fb+2.jpg" width="320" /></a></div>
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Hace dos años era domingo. Me levanté temprano y con calor. Me <a href="http://elquedelele.blogspot.com/2010/01/colestasis.html">picaban</a> mucho los pies y la panza, que como tenía a Antonia adentro parecía una fruta transgénica, una para que el diario titulara "Sorprendidos, chacareros cosechan una pera de diez kilos". A pesar del miedo y las molestias, sentía una inmensa euforia. Esa misma tarde, aunque era domingo, mi obstetra me iba hacer algo llamado "separación de membranas", algo así como un ingreso consentido a la dignidad misma de una embarazada. El objetivo era iniciar e inducir el trabajo de parto. Y así fue. A las cuatro de la tarde, con 40 grados a la sombra, estacionamos el auto con Esteban frente a un consultorio (y una calle y una ciudad) completamente vacío. La operación dolió, claro que sí, pero yo me sentí feliz, incluso en ese inquietante momento. Volvimos a casa y resolvimos salir a caminar, dando vueltas alrededor de la plaza de enfrente. Una, dos, tres vueltas. "Al bebé le hace bien", me habían dicho. Finalmente, oscureció. Cenamos liviano; pechuga de pollo con ensalada de lechuga, creo. Nada más ocurrió durante el resto de la noche. Pero a las ocho de la mañana del <a href="http://elquedelele.blogspot.com/2010/02/ser-antonia.html">día siguiente</a>... </div>
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<span style="text-align: justify;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<span style="text-align: justify;">Y ya hace dos años.</span></div>Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-38222187052588514052011-12-26T11:02:00.001-03:002011-12-28T17:14:47.195-03:00Postales navideñas<div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-gz1-n3S_hLc/TvjTapvI2LI/AAAAAAAAAnI/c4QxM5lapzw/s1600/Pocoyo_Santa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-gz1-n3S_hLc/TvjTapvI2LI/AAAAAAAAAnI/c4QxM5lapzw/s1600/Pocoyo_Santa.jpg" /></a></div>
<ul>
<li style="text-align: justify;">Antes de anoche en Navidad comimos: calamares a la provenzal (los hice yo), lenguas con cebolla y zanahoria, ensalada de tomate, lechuga y palta; papas con huevo y mayonesa, arrollado de pollo y arrollado de chancho acompañados de puré de manzana. Ensalada de fruta de postre, maní con chocolate, pan dulce y turrón. "Tal como quería Jesús", dijo Liniers.</li>
</ul>
</div>
<div>
<span style="text-align: justify;"><br /></span></div>
<div>
<ul>
<li><span style="text-align: justify;">Mi hermano El Jhony va a tener su primera hija mañana. Llega Emilia. </span></li>
</ul>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
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<ul>
<li>Mi nuevo vecino escucha Radiohead. Qué alegrón. Quiero que su mujer y yo seamos amigas. Y que nuestros hijos jueguen juntos.</li>
</ul>
</div>
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<ul>
<li style="text-align: justify;">Recién nomás, mientras escribía el párrafo de más arriba, Antonia, que en febrero cumple dos, se acercó con el pañal en la mano y me mostró que adentro había una bola marrón del tamaño de una pelota de golf. "Caca", dijo.</li>
</ul>
</div>
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<br /></div>
<div>
<ul>
<li style="text-align: justify;">Me pasé todo 2011 tratando de dilucidar cuál es la mejor forma de trabajar sin llorar de estrés y culpa. Muy de revista <i>Ohlala</i> todo el asunto. Van a hacer dos meses que trabajo desde mi casa escribiendo contenido web: blogs y otras yerbas. Ya tengo dos clientes fijos. Más algunas changas virtuales. Desde entonces miro con Antonia Pocoyo, hago yoga y tomo mate en el patio a la tarde preocupada porque el jazmín crezca derecho. ¡Oh La La!</li>
</ul>
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<div>
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<li style="text-align: justify;">Detesto la utilización de Internet (Facebook a la cabeza) como una plataforma para expresar felicidad. Para caretearla, bah. Está bien cada tanto y es lindo. ¿Pero todo el tiempo? ¿Siempre? Me aburre y no lo creo. Sin embargo, releo lo de más arriba y me parece que es lo mismo. Para el caso, tendría que haber escrito algo así:</li>
</ul>
</div>
<div style="text-align: center;">
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<div style="text-align: center;">
en casa con la flía. lo mejor! aahhh, q feliz... </div>
<div style="text-align: center;">
:) :) :) :) :) :) :) :) :) !!!</div>
<div style="text-align: center;">
About an hour ago vía BlackBerry</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-46787530496754227542011-11-30T11:09:00.008-03:002011-11-30T17:14:49.457-03:00Envidia (y de la mala)<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/-tmH3yzETlYM/TtZJh6kvalI/AAAAAAAAAmw/hn4JRpjvZG4/s1600/blog.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 311px; height: 235px;" src="http://3.bp.blogspot.com/-tmH3yzETlYM/TtZJh6kvalI/AAAAAAAAAmw/hn4JRpjvZG4/s400/blog.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5680808826982328914" /></a> Tengo envidia (y de la mala) del césped de mis vecinos. Es perfecto. Parece una alfombra, un ejemplo de bienestar emocional. Tiene carácter y es tan verde somo una sopa de espinaca triturada. Debo admitirlo: me molesta. Tan es así que ayer opiné lo siguiente:<br /><br />-Son unos grasas, estos. Usan fertilizante, riegan cinco veces por día. Con veneno para la tierra y miles de litros de agua potable cualquiera tiene un césped así. Les importa un pito el medio ambiente, manga de forros. Encima se dan el lujo de contratar un jardinero. ¿Quién se creen que son? <br /><br />Pero ya pasó. Hoy me siento libre, transparente y sincera; creo que hasta huelo a vainilla. Todo por admitir que tengo celos. Más aún, por confesar que yo también quiero un césped bonito, húmedo y apto a vuelta carnero. Entonces, ¿qué hago? Eso mismo me pregunté esta mañana, así que agarré el auto, estacioné en el vivero y compré dos kilos de fertilizante.Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com16tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-3985234540736130962011-11-17T14:53:00.007-03:002011-11-17T16:41:45.635-03:00Asociación libre<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/-NN_n7Xqq4Wk/TsVi6vr064I/AAAAAAAAAmk/jSofjxaZuXg/s1600/blog.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 202px; height: 314px;" src="http://2.bp.blogspot.com/-NN_n7Xqq4Wk/TsVi6vr064I/AAAAAAAAAmk/jSofjxaZuXg/s400/blog.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5676051666742602626" /></a> Antes de casarnos, Esteban y yo hicimos el curso prematrimonial, una serie de encuentros semanales entre diez parejas en los que se hablaba sobre la importancia de la familia. Fue ahí donde conocí a Gerardo y Marisa, ya casados y padres de tres hijos, quienes llegaron al final en calidad de oradores.<br /><br />-Los métodos anticonceptivos no son aceptables para quienes deciden casarse por la Iglesias Católica -empezó él. Tenía unos 30 años y era alto, rubio y fornido. Ella estaba embarazada y sonreía con pocos dientes en forma constante. <br /><br />Las diez parejas quedamos tiesas. En el encuentro anterior habíamos confesado que todas (repito: todas) convivíamos. Que ninguna tenía hijos, lo que llevaba a la conclusión de que hacíamos la cochinada con más o menos con frecuencia y, a juzgar por los resultados, con métodos anticonceptivos.<br /><br />Entonces hice una asociación libre. Se me pudrió el cerebro. A favor o en contra, lo que había dicho Gerardo era coherente con la doctrina de la Iglesia, pero yo me lo imaginé junto a Marisa haciendo la porquería dentro y fuera de su casa, adelante de sus vecinos, a toda hora y a todo motor, salvajes y dignos de un documental de Discovery Channel sobre época de apareamiendo. Sin ningún motivo, asocié la anticoncepción con una porno. Chicha y limonada. Cualquiera, bah. <br /><br />El curso prematrimonial continuó sin que ninguno de los presentes confesara cuán asidua e histórica era su actividad sexual: todos, sin excepción, mantuvimos una inexpungable cara de zota. Finalmente, Gerardo y Marisa se retiraron de la sala. Yo quedé convencida de que al llegar a la vereda se desnudaron y pegaron como perros. <br /><br />Y quién dice. A lo mejor lo hicieron. Porque casi tres años más tarde, ayer me los crucé en el jardín de mi hija. El manejaba una rural; ella iba embarazada, con no menos de seis chicos apilados en la parte de atrás del auto.<br /><br />Una vez más y sin explicación, se me pudrió el cerebro.Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com19tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-50813742468350409062011-10-29T19:03:00.000-03:002011-10-29T19:03:28.626-03:00El corsetCuando tenía 14 años me tuve que poner un corset. Una especie de chaleco de plástico que recubría todo mi torso abajo de la ropa. Tenía escoliosis y había que poner "un tutor al arbolito por un par de años". Ese era el espantoso y estúpido eufemismo que usaban los médicos. El corset era en realidad una armadura. Mi hermano me llamaba <span style="font-style:italic;">Terminator</span>. Sentía tanta vergüenza que durante dos años suspendí campamentos, salidas, tardes de playa, ir a dormir a lo de las amigas. Tenía terror de que alguien me abrazara y, como ocurrió una vez, me dijera, "Ay, ¡¿qué tenés?!". Me volví mala. Malísima. Si me lo sacaba para bañarme o simplemente descansar, lo guardaba abajo de la cama para no verlo. Con el tiempo le hicieron un recorte a la altura del pecho, para permitir que mis lolas crecieran con normalidad. Entonces dormía boca arriba, con las manos en posición de rezo, pero al revés. Así conseguía tocar cuerpo, algo normal, en lugar de plástico. Pasaron 16 años y cada tanto me despierto con las manos en esa posición. Hoy fue uno de esos días.Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-76096176491255122222011-10-02T14:20:00.007-03:002011-10-03T16:34:13.515-03:00Los chicos de Sistemas<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/-An7UH36VZDk/ToittlbC8hI/AAAAAAAAAmc/8BkXhJNvAik/s1600/Gif1Computadora.gif"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 279px; height: 235px;" src="http://3.bp.blogspot.com/-An7UH36VZDk/ToittlbC8hI/AAAAAAAAAmc/8BkXhJNvAik/s400/Gif1Computadora.gif" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5658963930442297874" /></a><br />Por algún motivo inexplicable, los chicos de Sistemas de la empresa donde trabajo, Gonza, Ale y Marce, te obligan a rendirles pleitesía.<br /><br /><li>Si querés que te instalen el Windows 7, les tenés que llevar una docena de facturas. Pueden ser sandwiches. </li><br /><li>A las tres de la tarde, todos los días sin falta, te tenés que acercar a su oficina a servirles un té. </li><br /><li>Los tenés que mantener informados acerca de todo lo que sepas extraoficial relativo a la empresa. </li><br /><li>Y te tenés que reir de sus chistes. Como el del sobrenombre que le pusieron a un compañero del piso de abajo, "Peceto", solamente porque el tipo es muy tranquilo y, en consecuencia, no tiene nervios.</li><br /><br />Pues el otro día fui yo la que cayó en desgracia. Habíamos compartido un casamiento, el de uno de ellos, Gonza, donde había habido bastante champagne, baile y diversión de la buena. Cuando el novio volvió de la luna de miel, nos juntamos unos cuantos en la oficina de Sistemas, incluyendo al director general de empresa, y ocurrió lo siguiente.<br /><br />-Ya tengo las fotos del casamiento -contó Gonza.<br />-¡Buenísimo! ¡Traelas! -dije.<br />-No sé, Lelé. No sé si vas a querer que las traiga.<br />-¿Por qué?<br />-Porque en una aparecés con el vestido corrido.<br />-¡¿Hjkjgsuguitsrruqué?! ¡¿En serio?! ¿¡Se me vio una ttttett...!? No puedo soportar esto. Chau. Me voy.<br /><br />Y me fui a mi casa, escuchando cómo todos se morían de risa. En ese momento me puse colorada. Dormí colorada. 24 horas después, cuando ya pensaba en llamar al dermatólogo por tanta rosácea, pasé de largo por la oficina de Sistemas. Cinco segundos después escuché un grito:<br /><br />¡¡¡Era mentira!!!Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com19tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-11420255735015906042011-09-17T17:08:00.005-03:002011-09-18T15:08:18.941-03:00Con vista al ombligo<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://4.bp.blogspot.com/-JtOEPPTQrGk/TnT9QwcW-7I/AAAAAAAAAmU/qXTvFz4ZnK8/s1600/Ombligoweb.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 294px; height: 201px;" src="http://4.bp.blogspot.com/-JtOEPPTQrGk/TnT9QwcW-7I/AAAAAAAAAmU/qXTvFz4ZnK8/s400/Ombligoweb.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5653421896580398002" /></a> Semanas ocupadas, las últimas. Si miro para abajo, en dirección a mi ombligo, esto es algo de lo que quedó:<br /><br />1. Mi hija come alcauciles. Me pone contenta.<br /><br />2. Continúo en mi trabajo habitual, pero volví a escribir. Desde hace un tiempo redacto páginas web y otros contenidos, como por ejemplo: ¡blogs! <br /><br />3. Cerca mío hay dos personas, dos mujeres, que no me quieren. Lo percibo. Es obvio, bah. Juro que nunca más las voy a invitar a tomar la leche a mi casa. <br /><br />4. Engordé un par de kilos. Ando culoncita y con cierta barriga.<br /><br />5. Ayer, cuando la directora del jardín de mi hija me dijo "Antonia es un amor, es buena y se integró bárbaro con los chicos" sentí eso de "M'hijo el dotor".<br /><br />6. Fumé algunos cigarrillos en las últimas semanas: cuatro o cinco, no más. Los disfruté.<br /><br />7. Hoy en el supermercado dos tipos me gritaron un piropo. ¡En buena hora! Hace bien al espíritu que cada tanto a una le digan una barbaridad. <br /><br />8. Odio mi auto.<br /><br />9. Aunque suene a lugar común, me alegra que broten los árboles en primavera. Por lo mismo, me saca de quicio que el limonero del patio no me de un puto limón para ponerle a la Sprite.<br /><br />10. Mi vecino tose como Shrek con tuberculosis. Es desagradable.Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-15772002606427500322011-08-14T13:59:00.003-03:002011-08-14T14:10:29.519-03:00NovedadesAlguna vez leí por ahí que para que un blog funcione tiene que estar actualizado. No importa si lo que aparece es una nueva receta para el café con leche o un relato pormenorizado del diálogo que (increíblemente) se tuvo con el kiosquero. Lo importante es la novedad. Pues he aquí la actualización de este blog. Hoy, con ustedes: ¡la nada misma!. Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-50516963451594749282011-07-12T18:44:00.007-03:002011-07-14T21:01:39.278-03:00Horacio<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://4.bp.blogspot.com/-NdoVH8lAyTw/ThzDPo43llI/AAAAAAAAAlo/4fwvI_UMr_U/s1600/Casas.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 240px;" src="http://4.bp.blogspot.com/-NdoVH8lAyTw/ThzDPo43llI/AAAAAAAAAlo/4fwvI_UMr_U/s400/Casas.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5628588307747673682" /></a><br />Cada dos por tres, Horacio se levanta, toma un mate y sale a la calle al grito de:<br /><br />-¡¡¡VIVA PERÓN, CARAJO!!!<br /><br />Vecino de mis viejos desde hace 40 años; voz ronca, fuerte e inconfundible, Horacio es un excelente asador y amigo, culto e interesante: muy querible y valorado dentro de mi familia. También es profundamente antiperonista. Sus cánticos y alusiones a Juan Domingo cada vez que amanece soleado (“¡¡¡PERO QUÉ MAÑANA MÁS PERONISTA!!!”) son una parodia, una caricatura, un numerito irónico que monta desde hace años. Décadas, en realidad. Horacio es un caso de estudio, sí.<br /><br />Como sea, aquel día lo tuve que llamar. Estaba asustada. Había ido a visitar a mi papá y nadie atendía la puerta. Desde afuera se veía el auto, el perro. Hacía poco que mi papá había perdido el oído izquierdo, pero que no escuchara mis golpes era demasiado.<br /><br />-Horacio, ¿sabés algo de mi papá? –le pregunté.<br />-No, che. Pero no escucha nada y duerme como un lirón. ¿Tocaste el timbre?<br />-Sí, a lo pavote. Pero no pasa nada. Timbre, puerta, ventana: todo toqué.<br />-Ah la pucha…<br /><br />A los pocos minutos se había formado una congregación frente a la casa mi papá. Horacio, mi marido Esteban, María Ester (otra vecina) y yo. Los nervios crecían. Mi mamá estaba de viaje. Me imaginaba llamándola, diciéndole que… “Hola, mami, tkusghdfuispapighnoséiufhisudf…”.<br /><br />Esteban se subió al techo y pataleó en la habitación de mis viejos, donde pensábamos que mi papá podía estar durmiendo la siesta. Después bajó al patio y golpeó la puerta trasera. Nada. No pasaba nada.<br /><br />Desesperada, me prendí al timbre por última vez.<br /> <br />En eso, un ruido.<br /><br />-¿Quién es? –preguntó mi papá bajito, con voz de dormido.<br /><br />Horacio no se pudo contener. Infló los pulmones y gritó con todas sus fuerzas:<br /><br />-¡¡¡¡¡¡¡ESTÁ VIVO!!!!!!!Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com16tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-89263242728594959632011-06-15T12:18:00.007-03:002011-07-14T21:03:56.238-03:00DesbarajusteMadrugada de un día de semana. Cinco y media de la mañana, más o menos. Afuera cae una helada. Adentro la temperatura es suficiente y amable. Duermo, duermo bien. En eso, Antonia llora. Resignada y mecánica me levanto y dirijo a su habitación. Me espera parada en la cuna, agarrada de los barrotes. La levanto, llevo a un sillón y apoyo contra mi pecho. Balanceo y entono el mantra: "Hahaá-hahaá... hahaaá-hahaá". Diez minutos, quince; media hora. Antonia se duerme. <br /><br /><a href="http://2.bp.blogspot.com/-SNA43njP3Kc/TfjM4IlnXhI/AAAAAAAAAlY/nBf5EcCD5ds/s1600/BLOG.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 160px; height: 107px;" src="http://2.bp.blogspot.com/-SNA43njP3Kc/TfjM4IlnXhI/AAAAAAAAAlY/nBf5EcCD5ds/s400/BLOG.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5618465799894687250" /></a> Espero un tiempo prudencial, el suficiente para que no haya cambios en la rutina. El indispensable para evitar un desbarajuste. Con respeto y pleitesía deposito a mi beba de un año y cuatro meses sobre el sillón, en el exacto lugar que mi cola acaba de dejar. De esa manera le garantizo calidez y solvencia onírica por un rato más.<br /><br />La operación resulta un éxito. Antonia sigue durmiendo. Despacio, casi sin respirar, me dirijo al baño y siento en el inodoro. Hago pis. Me regocijo pensando que quedan al menos dos horas de sueño. Pienso y libero y siento un ruido. Un sonido torpe y bajo, como de alacena. La ventana del baño me permite cierta visión. Parada en la puerta, enana, redonda y preocupada, Antonia camina tambaleante en dirección a mí. Se saca el chupete y dice:<br /><br />-¡¿Tucuá?!Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com18tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-58646772695061369232011-06-07T22:06:00.006-03:002011-06-07T23:01:26.651-03:00Tiempos modernos<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/-S-sb9st3JmM/Te7XhHG901I/AAAAAAAAAlI/r2sbok_Xps0/s1600/cerebro.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 160px; height: 125px;" src="http://2.bp.blogspot.com/-S-sb9st3JmM/Te7XhHG901I/AAAAAAAAAlI/r2sbok_Xps0/s400/cerebro.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5615662749221507922" /></a><br />Estoy en una de esas semanas... Una de esas que seguro-seguro me voy a acordar por un buen tiempo. Porque resulta que agarré coraje y mandé todo a la hiedra. Con "todo" me refiero a una cuestión menor, que quede claro. Pero eso sí: me preparé. Y fui moderna, además. ¿Que qué hice? Lo que se hace hoy en día. Unos días antes rompí el chanchito y fui al psicólogo. Nunca había ido a uno. Me encontré con una señora muy mona. Flaca, inteligentísima, me invitó a pasar y miró de una manera servicial, como diciendo "Bueno, vos dirás". Y dije. En forma, dije. ¿El lugar? Sala a la calle, dos silloncitos. Un diván, claro. No, che, no me acosté. Solamente apoyé la cartera y campera. Fue raro: me sentí cómoda. El caso es que la pócima surtió efecto. Creo, bah. Ahora ando parlanchina, sonriente. Cada tanto una risotada. No me van a decir que no es super moderno todo esto... ¿Que no? ¿Que espere un poquito?<br /><br />Oia.Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com16tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-20500949717972833732011-05-28T14:22:00.003-03:002011-05-28T14:32:42.645-03:00Nada, cheNo he llegado a ninguna conclusión en los últimos días sobre ningún aspecto de la vida y el mundo. Buenas tardes.Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com20tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-88275010082471119052011-05-14T15:17:00.005-03:002011-05-16T19:30:07.198-03:00Deuda saldada<a href="http://1.bp.blogspot.com/-jXOi8WcmwP4/Tc7VASlvd7I/AAAAAAAAAkk/GKLL78yN1TE/s1600/sala%2Breuniones.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 258px; height: 235px;" src="http://1.bp.blogspot.com/-jXOi8WcmwP4/Tc7VASlvd7I/AAAAAAAAAkk/GKLL78yN1TE/s400/sala%2Breuniones.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5606652787089700786" /></a><br />Todos los años paso una gran vergüenza. Una sola. La de 2010 la conté <a href="http://elquedelele.blogspot.com/2010/06/mi-primer-ataque-de-panico.html">acá</a>. Y la de este año ya está hecha. Lo cual es una suerte, porque de acá a fin de año tengo garantizado un tiempo de aceptación social. Quiero decir: es imposible superar el papelón que hice el otro día. Im-po-si-ble.<br /><br />Llegué a la oficina con ganas de llorar por un problema menor que no puedo contar acá. Así que me metí en el baño, cerré la puerta, senté en el inodoro y activé la glándula lagrimal. A moco tendido. Salí, me miré al espejo y dirigí a mi escritorio con muchísima, pero muchísima pena por mí misma. Estaba para el cachetazo. <br /><br />Eso fue tipo de nueve de la mañana. A la diez tenía una reunión por teleconferencia, una de esos encuentros muy <em>cool</em> con gente dispersa por la Argentina que se mira a la cara a través de LCDs. Ahí estaba yo, sola, apoyada en una mesa enorme y sentada en una de las 30 sillas del lugar.<br /><br />Empezó la reunión. Qué patatín, patatán. Que "cómo estamos, cómo nos sentimos, cuánto disfrutamos el trabajo". Me empecé a poner nerviosa. En algún momento iba a tener que hablar. <br /><br />-A ver, por favor -interrumpió el jefe-. Me interesa particularmente la opinión de Lelé.<br /><br />Entonces fue el momento vergonzoso de 2011. Apoyé los codos sobre la mesa y tapé la cara con las palmas de las manos. ¡Claro que sí! Hice un auténtico puchero y me largué a llorar.<br /><br />¿Que cómo remonté la escena? No lo hice. Lloré. Y lloré un poco más. ¿Si me cavé la fosa? Capaz.<br /><br />Pero estoy más tranquila. Hasta diciembre quedan casi siete meses de paz. No hay forma de superar esto. La deuda 2011 está saldada.Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-90865014629576647942011-04-29T17:34:00.011-03:002011-04-30T18:53:20.355-03:00La verdad de la ensaladera<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/-mGGcEqSBdYw/TbyEwBRycWI/AAAAAAAAAkc/twnOzCZGTn4/s1600/ensaladera.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 160px; height: 120px;" src="http://1.bp.blogspot.com/-mGGcEqSBdYw/TbyEwBRycWI/AAAAAAAAAkc/twnOzCZGTn4/s400/ensaladera.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5601497997053686114" /></a><br />No me lo contaron. Las vi desde el patio. Una de mis vecinas le devolvía a otra una ensaladera por arriba de la mediasombra. Era obvio. Habían compartido una comida con sus familias. Probablemente un asado. Con ensalada, claro, y postre. Sin invitarnos ni a Esteban ni a Antonia ni a mí.<br /><br />¿La causa de semejante desaire? Algunas posibilidades:<br /><br /> 1. Esteban y yo nos negamos a hacer una perforación de agua conjunta.<br /> 2. Antonia gritó demasiado fuerte.<br /> 3. Renuncié a la comisión directiva de la sociedad de fomento.<br /> 4. Nos burlamos a los gritos de <a href="http://elquedelele.blogspot.com/2010/09/la-marmota.html">La Marmota</a>.<br /> 5. Esteban eructó mientras cortaba el pasto. <br /><br />Al margen de que estoy casada, tengo una hija y opino voluminosamente sobre escándalos como el de Juana Viale y Martín Lousteau, dudo tener demasiados puntos en común con mis vecinas. No creo que conozcan a Radiohead ni sientan ternura (y un poquito de otra cosa) por Dr. House. Tampoco que disfruten con locura de una ensalada de achicoria bien amarga. Como sea, este desprecio es inadmisible.<br /><br />Pero está a la vista. Es la verdad de la ensaladera. Se avecinan tiempos difíciles.Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com24tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-35296359540080842332011-04-08T19:12:00.008-03:002011-04-08T22:12:34.326-03:00El bollo<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/-3qoEsk8flJc/TZ-sfveq4ZI/AAAAAAAAAkM/PLwmFtFdAws/s1600/sorpresa.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 152px; height: 160px;" src="http://2.bp.blogspot.com/-3qoEsk8flJc/TZ-sfveq4ZI/AAAAAAAAAkM/PLwmFtFdAws/s400/sorpresa.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5593378923538473362" /></a><br />Se había ido de viaje un par de días por trabajo. Había tomado un avión en Buenos Aires a las seis de la mañana y pasadas las 7.30 llegaba a su casa en taxi. A la distancia, la imagen del lugar que compartía con su mujer y su bebé formaba un lindo fondo de pantalla. El pasto húmedo de otoño, el sol legañoso, el auto estacionado en la puerta; hasta las bolsas de la basura quedaban bien. Sintió alegría.<br /> <br />-Es por ahí –indicó al taxista-, donde está el auto gris. El auto gris… chocado.<br /><br />Estaba fresco, unos diez grados, pero a él le agarró calor. Se le calefaccionó el cuerpo. <br /><br />-¡¿Qué hizo esta piba?! ¿¡Cómo no me dijo nada!? –pensó.<br /><br />Pagó al taxista, bajó del auto y tocó la puerta de su propia casa. Dormida y con el olor del bebé que acababa de dejar sobre la cama grande, abrió su mujer.<br /><br />-Espero que hayas tomado el número de la patente –dijo él.<br />-¿Eh? ¿De qué patente?<br />-La del tipo con el que chocaste.<br />-¿Qué? ¿Qqqqué ccchhoque? ¿Qqqué?<br /><br />El patio estaba mojado por la bruma y ella en pijama y zoquetes, pero igual salió. Se asomó al baúl y lo vio: un vistoso y sólido bollo se intentaba meter adentro del auto.<br /><br />Y ella entendió. Rapidito entendió. El pequeño golpe que había dado el día anterior contra la pared de la cochera de su trabajo, ese que no había parecido nada, el que sólo había sonado como un “ppuum” bajito e inofensivo, era ahora un contundente y decidido bollo en el baúl del auto que habían comprado unos meses antes.<br /><br />***<br /><br />Ayer fui al chapista a pedir el presupuesto: 1.200 pesos va a salir la joda. Que me arreglen el orgullo va a costar un poco más.Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com19tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-76698652202285640892011-03-30T21:48:00.007-03:002011-03-30T22:19:06.246-03:00Inseguros<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/-zHoIXn4LfdM/TZPSMMS5kSI/AAAAAAAAAkE/uYJvZ4xlNE0/s1600/inseguro.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 225px; height: 225px;" src="http://3.bp.blogspot.com/-zHoIXn4LfdM/TZPSMMS5kSI/AAAAAAAAAkE/uYJvZ4xlNE0/s400/inseguro.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5590042669397676322" /></a><br /><span style="font-weight:bold;">1. </span>Que alguien me explique que no es necesario llorar cuando en el trabajo me preguntan cómo estoy.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">2. </span>Que alguien le diga al boludito ese que no tener título universitario no es un problema; que ser gordo y petiso, tampoco; que hablar feo es algo que se puede revertir. Que no es necesario portarse como una cucharada de moco verde en todo momento, a toda hora.<br /><span style="font-weight:bold;"><br />3. </span>Que alguien escriba un libro de autoayuda que se llame "Cinco años", o sea, uno en el que se explique por qué un lustro es el límite para revertir una situación de esas, cómo llamarlas, no sé: ¿duraderas? ¿crónicas? Laborales, amorosas, geográficas; una de esas que tienen que ver con la voluntad. Que pasado ese plazo los quejosos deben joderse, callarse o irse a dormir con un té de tilo por el resto de sus vidas. Que cinco años es el límite.<br /><span style="font-weight:bold;"><br />4. </span>Que alguien le asegure a mi bebita Antonia que cada vez que me voy a trabajar, vuelvo.<br /><span style="font-weight:bold;"><br />5. </span>Que alguien le diga a Pili que el jean chupin le queda muy bien.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">6. </span>Que alguien tranquilice a mi hermano El Jhony y le diga “basta, ya es suficiente, no es necesario que pongas en Facebook todas las corvinas que pescás; está claro: sos un excelente pescador”.<br /><span style="font-weight:bold;"><br />7. </span>Y ya que estamos con Facebook, que alguien se anime y ponga en su muro: “Hoy no fui feliz. Hoy no me reí a carcajadas en toda la mañana. Hoy no reviví un viaje asombroso ni salté de alegría ni me vi linda ni recordé con inmensa dicha un dibujo animado de la infancia".<br /><br /><span style="font-weight:bold;">8. </span>Que alguien ¡por favor! me ayude a tomar una decisión.Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com23tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-4655261553791020662011-03-19T10:40:00.005-03:002011-03-20T15:48:05.491-03:00Equivocados<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/-6Q9mILJrwYk/TYZLrudurxI/AAAAAAAAAj8/6em3GOlwflA/s1600/auto.JPG"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 314px; height: 209px;" src="http://1.bp.blogspot.com/-6Q9mILJrwYk/TYZLrudurxI/AAAAAAAAAj8/6em3GOlwflA/s400/auto.JPG" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5586235602378862354" /></a><br />Íbamos en el auto por un camino de ripio lleno de libres diminutas, arroyos, paredones cordilleranos, cascadas, casas de artesanías con exquisito licor de rosa mosqueta y araucarias. El Circuito Pehuenia. Por ahí andábamos con Esteban y Antonia, que se entretenía en silencio en la sillita de atrás comiendo un pelón entero de a poco, como un ratón, con los únicos dos dientes que tiene. Hacía por lo menos 45 minutos que yo no cuestionaba la manera de manejar de mi marido. Entonces dije:<br /><br />-Qué increíble el tiempo y energía que dedicamos a trabajar. Horas y horas para llegar a casa con la cabeza quemada. Es como si viviéramos distraídos, alienados.<br />-Equivocados. Es como si viviéramos equivocados –dijo EstebanLeléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-57205759525662491112011-01-28T17:56:00.014-03:002011-01-28T23:25:15.776-03:00Los aros<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_oqT_dldvLpA/TUMuXFEJ8yI/AAAAAAAAAjw/-t0k888cKmM/s1600/aros.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 160px; height: 160px;" src="http://3.bp.blogspot.com/_oqT_dldvLpA/TUMuXFEJ8yI/AAAAAAAAAjw/-t0k888cKmM/s400/aros.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5567344538391540514" /></a><br />Pili era la que estaba parada atrás de la pasarela. Tenía que sacarle y ponerle los aros de plumas y piedras a las modelos, arrearlas para que salieran a tiempo, acomodarles los breteles. La situación era extraña. Por primera vez Pancho Dotto dejaba Punta del Este en pleno enero y se trasladaba con Dolores Barreiro y otras de sus modelos a una recóndita playa del sur bonaerense llena de aguasvivas: Monte Hermoso.<br /><br />Y ahí estaba Pili, a los gritos, que a pesar de su inexperiencia se las rebuscaba muy bien.<br /><br />-¡¡Chicas por acá!! –gritaba.<br /><br />Las modelos, flaquísimas, bellas y subidas a tacos imposibles, obedecían todas.<br /><br />Salvo Bernardita, la hermana de 16 años de Dolores Barreiro. Eufórica, la chica pegaba pequeños saltos en la trastienda del desfile e iba y venía como en una especie de limbo fashion.<br /><br />-¡¡Chicas!!¡¡Esta pasada va sin aros!! ¡¡Por favor dénmelos a mí!! –gritó Pili en la mitad del desfile.<br /><br />Una a una, las modelos se ubicaron en fila y le entregaron los aros en la mano. Hasta que pasó Bernardita. Como en una coreografía de Susana Giménez con los Susanos(una de esas en las que la diva baja la escalera), la chica levantó los brazos y revoleó los aros al piso: uno fue a parar la izquierda y el otro a la derecha. Los ojos de Pili terminaron como los Néstor Kirchner. Finalmente levantó uno de los aros y su humillación descendió al 50 por ciento. Cinco minutos más tarde se paró frente a ella otra modelo, una cuyo nombre desconozco, y con una sonrisa irónica se burló de su compañera y le dio el otro aro a Pili.<br /><br />-Me parece que a alguien se le cayó esto -dijo.Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com15tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-35176008928114894342011-01-18T17:35:00.011-03:002011-01-18T23:24:11.520-03:00Tiesos<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/_oqT_dldvLpA/TTZE_oi2nHI/AAAAAAAAAjo/7EO60JrYtc0/s1600/monte_hermoso2.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 314px; height: 134px;" src="http://1.bp.blogspot.com/_oqT_dldvLpA/TTZE_oi2nHI/AAAAAAAAAjo/7EO60JrYtc0/s400/monte_hermoso2.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5563710249668877426" /></a><br />La del sábado era una típica mañana de playa en Monte Hermoso: aguasvivas, mate, gente caminando al faro ida y vuelta y cientos y cientos de comentarios sobre el clima, la inseguridad, la inflación, el tumor de tal o cual y cuán bueno está el licuado de durazno que venden en el parador.<br /><br />-Che, ¿qué es eso? –preguntó de repente mi hermano El Jhony.<br /><br />Dos varones de unos 17 años se daban besos de lengua parados a pocas reposeras de distancia. Flaquísimos, entremezclaban sus brazos largos y huesudos y seguían, dale que va, a puro beso y caricia.<br /><br />-Ah, mirá –dije yo.<br />-Está perfecto. Están enamorados y se expresan –agregó mi amiga Pili.<br />-¡¡Paren de mirar, loco!! –se retaban entre sí un grupo de porteñas que recién había llegado a Monte Hermoso.<br /><br />Los chicos se dieron un par de besos más y se fueron de la mano. Nosotros nos quedamos comentando la escena. A la tarde, promediando los mates, volvimos a hablar sobre ellos.<br /><br />Y me quedó una conclusión. Una austera y primera conclusión. Y es que hoy somos muchos los que decimos y pensamos que cada quien hace lo que puede, quiere, lee, ve, y más verbos que terminan con e, pero basta que se nos presente a los ojos algo distinto que nos quedamos tiesos como liebre encandilada con luz de auto. ¿Me equivoco?Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com16tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-86036658159881761472011-01-04T19:43:00.010-03:002011-01-06T20:38:57.191-03:00Mirar<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_oqT_dldvLpA/TSOm-K6or9I/AAAAAAAAAjQ/Jn1C9PlhM6M/s1600/mirar.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 113px; height: 160px;" src="http://2.bp.blogspot.com/_oqT_dldvLpA/TSOm-K6or9I/AAAAAAAAAjQ/Jn1C9PlhM6M/s400/mirar.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5558469952117714898" /></a><br />Pasaron la noche de Año Nuevo de a tres. Ella, ella y él, fumaron marihuana y bailaron y cantaron a los gritos en un balcón. Si no me falló la vista, lo que comieron fue sushi. Cada dos por tres veo a un tipo que hace asados en un chulengo. Lunes, martes, cualquier día es bueno para tirar un pollo o unos chorizos. Lástima que usa carbón en lugar de leña. La kiosquera tiene un loro que canta la marcha peronista. Mis vecinos se compraron una pelopincho redonda; una que parece un estanque de campo de plástico. Víctor tiene 63 y vive solo en un chalet con alero. Día por medio lo barre, porque detesta que se le junte la tierra: “Me vuelve loco”, dice. Desde que asesinaron a su marido, a la señora que vive al lado de lo de mi mamá se la ve muy poco. En la oficina hay un tipo que juega al Tetris todo el tiempo y me irrita.<br /><br />Que alguien me explique por qué miramos tanto al de al lado. En la calle, la casa, el trabajo y ¡claro que sí! en la computadora. Quizá por eso Facebook vale hoy 57 mil millones de dólares.Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com25tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-79321030181299152952010-12-14T16:41:00.006-03:002010-12-16T18:50:51.785-03:00MaldadQue recuerde, no había hecho una maldad deliberada desde que a mediados de los 90 me robé de un kiosco una revista con Brad Pitt en la tapa.<br /><br />La semana pasada reincidí. Era feriado, 8 de diciembre, día en que la gente se dedica con parsimonia a colgar pelotas de un material extraño, brillante, sobre un símil de pino de plástico más o menos voluminoso. A mí, en cambio, me tocaba trabajar. Como una burra, me tocaba trabajar.<br /><br />Cerca de las 2 de la tarde, agotada, sin haber dormido en toda la noche y con el celular pegado a la oreja desde la madrugada, decidí recostarme un rato junto a mi redonda hija, Antonia, que ya cumplió diez meses, y Esteban. Nos acompañaba la aspiradora de la vecina con medianera lindante. Y la batería eléctrica de jueguete de su hijo. Más el equipo de música del padre con José Luis Perales quien, constipado y a todo volumen, gritaba <span style="font-style:italic;">Y como es él y en que lugar se enamoro de ti; de donde es; a que dedíca el tiempo libre; preguntalé; porque ha robado un trozo de mi vida; es un ladron; que me ha robado todo</span>.<br /><br />Esteban y yo nos levantamos y con la cara hinchada, parados uno enfrente del otro, nos miramos a los ojos.<br /><br />-Se terminó –dijo él.<br />-Sí. Dale. Ahora sí.<br /><br />Esteban abrió la puerta de entrada, cogoteó hacia la ventana de los vecinos para corroborar que no miraban y estiró la mano hacia su pilar de energía eléctrica. Asesorado e impulsado por quien suscribe, los dejó sin luz.<br /><br />Por dos horas, hasta que la siesta me devolvió algo de piedad, no hubo aspiradora ni batería ni José Luis Perales preguntando boludeces.Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com19tag:blogger.com,1999:blog-116386307426035044.post-67718875847624500502010-11-19T18:18:00.009-03:002010-11-19T20:04:41.774-03:00Medicina privada<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_oqT_dldvLpA/TObxTxknGJI/AAAAAAAAAi8/2tw_n74ZkWg/s1600/medicina%2Bprivada.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 259px; height: 194px;" src="http://3.bp.blogspot.com/_oqT_dldvLpA/TObxTxknGJI/AAAAAAAAAi8/2tw_n74ZkWg/s400/medicina%2Bprivada.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5541381713552677010" /></a><br />-Qué bárbaro, este Francella.<br /><br />El televisor de la sala de espera pasaba <span style="font-style:italic;">Casados con hijos</span> y Mariel soltó el comentario. Edgardo acató con una sonrisa y relojeó su Blackberry. Mariel y Edgardo eran perfectos desconocidos y esperaban en el consultorio de un médico al que ambos iban más o menos seguido. Estaban en una cita a ciegas. Unos días antes, al doctor se le había ocurrido que dos de sus pacientes cuajaban, así que les habló a uno del otro, les dio turnos seguidos y los hizo esperar. Los hizo esperar mucho.<br /><br />-¡Jjajaja! –se reía Mariel, atenta a su circunstancia.<br />-No puedo creerlo –arrancó Edgardo.<br />-Es raro, sí.<br />-Pero bueno, hay que hacerse cargo. ¿Te puedo llamar?<br /><br />Un par de días después la llamó y la invitó a salir. Fueron a un bar. Y después a otro. Charlaron cómodos, la pasaron bien. A las 5.30 estaban estacionados frente al departamento de ella.<br /><br />-¿Vamos a otro lado? –preguntó él.<br />-¿A esta hora? No creo que haya muchos lugares abiertos. <br /><br />Edgardo pasó y besó. E hicieron la cochinada, sí.<br /><br />El otro día cené con Mariel y otras amigas en un restaurante. Esperábamos la entrada cuando a ella le sonó el teléfono. Era Edgardo. Hablaron muy amablemente: que cómo te fue, que qué bárbaro este médico, que qué bien la pasamos, que te llamo en estos días. Mariel estaba colorada y se hiperventilaba con las manos. Como toda amiga de bien, contó detalles de la charla en la sala de espera, del aspecto y forma de ser de Edgardo. Y terminó:<br /><br />-Recién por teléfono dijo “tenía ganas de escucharte”. Un poco fuerte, ¿no?Leléhttp://www.blogger.com/profile/16275334136149725073noreply@blogger.com32