
La presidenta no va a estar en la foto que mañana va a salir en casi todos los diarios de papel, una de esas de cumbre, de presidentes paraditos sobre una tarima. En este caso, la de un encuentro de países árabes y latinoamericanos. Parece que a Cristina se le hizo tarde en el hotel, que estaba en pleno berrinche con un asesor...
-Estos gallegos mala leche... Dicen que gasto fortunas en forrar los zapatos con la misma tela de los vestidos. ¡Qué mal paridos! Resentidos.
-Usted tiene razón, presidenta, pero mejor vamos yendo que se hace tarde: me acaban de llamar del centro de convenciones, los presidentes están todos en sus puestos.
-Que esperen. Además, está lleno de musulmanes. ¿No les gustan las mujeres poderosas? ¡Pues que no haya mujeres! Que se queden con la chilena y la alemana, a ver si les gusta...
-Disculpe la intromisión, pero creo que se tiene que calmar. ¿Se siente bien, presidenta?
-No, no me siento bien. Estoy reteniendo líquido y se me inflamaron las rodillas. Yo así no voy a ningún lado. Hoy salí en los diarios con las rodillas de una escultura de Botero. No, señor. Y menos con esta gente: a estas rodillas va a haber que darles una biaba.
-Pero estamos en la cumbre, señora. Los medios, diplómáticos. Está todo el mundo afuera.
-¿Y a mí que me importa? ¡Que se vayan todos a la mierda! ¡Y vos también! ¡Retirate ya mismo! Será posible...