viernes, 31 de octubre de 2008

Malos

Cuando mi ánimo no supera el tamaño de un jején tiendo a ser más vulnerable a los Malos. ¿Nunca lo conté? ¡Ah! ¡Hay Malos! ¡Sí! ¡Malos! Yo me di cuenta hace poco. Los Malos son los que dañan por gusto. Los que se ríen de lo que al otro le da diarrea o estreñimiento. Los que ningunean y después no se acuerdan y apelan a la miseria ajena. Suelen ser estéticamente neutros. O sea, ni muy lindos ni muy feos, lo que los habilita a reirse tanto del rengo como de la gorda que cruza la calle. Conozco una persona así y, believe it or not, tratar con su maldad fue para mí casi tan devastador como descubrir el amor.
-Te molesta la maldad porque la reconocés en vos misma -me dijeron hace poco.
-...

lunes, 27 de octubre de 2008

Freudito


El viernes la presidenta decía que eran las 23 en el living de Ana. Sentados como colicué sobre almohadones, tres pensadores y yo formábamos una macumba alrededor de dos pizzas de la Cooperativa Obrera y tres Heineken de litro. Jorge Drexler susurraba Uruguay de fondo y yo tenía preguntas para Celina, recién licenciada en Psicología y fundamentalista freudiana:

-¿Qué onda con el complejo de Edipo, el Electra y la mar en coche?
-El Electra no existe. Es el Edipo. Y el Edipo no tiene nada que ver con toda esa pelotudez de la nena enamorada del padre.
-Te escuchamos...
-¿Vos querés que te lo explique sin vueltas?
-Sentite cómoda, por favor.
-El Edipo es la sensación que a vos te produce el hecho de haber nacido sin pene y con una copia amorfa e incompleta: el clítoris.
-Ah, mirá.

Como se sabe, Freud explicaba los berrinches adultos internos y externos a partir del sexo, la infancia y el sexo en la infancia.

Lo que no entiendo es cómo nunca nadie cuestionó lo obvio. ¿Es que ya es sabido? ¿Soy una moga oligofrénica o al revés, alguien me debe un premio y mucho dinero? Me acabo de fijar en Wikipedia y la curiosidad prendió fuego: Freud era el mayor entre cinco hermanas y mandó a quemar (dos veces) todos sus escritos personales de la infancia.

Entonces, ¡por Dios!:

¿Qué le pasó a Freud cuando era chico?

martes, 21 de octubre de 2008

Me retracto


Quizá el rojo no me queda tan feo.

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Sí hay gente mala. Mala.

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A los 15 no sabía "todo" sobre la vida.

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Si me casara, a-lo-mejor, quizá, en una de esas y sólo parodiando la escena, bailaría el vals. Lo mismo correría para la típica foto bajando la escalera.

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La Asesina y el Pelado, mis padres, sí manejan algunos conceptos sobre construcción y valor del dólar.

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La alegría crónica es factible.

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No todos los fiambres son comida de descerebrado. El queso puede ser pasable si está caliente. Y el paté es muy rico. Eso sí, tiene que ser ordinario, untarse sobre Criollitas y acompañarse con un buen tinto. Y comerse los viernes, a eso de las 21.

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El cine francés no siempre es un embole. Tampoco el yanqui.

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La mafia rusa, Bin Laden y Nazarena Vélez no son la peor bazofia del planeta. La soberbia de los ignorantes y mediocres es peor.

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El color "Arena de Sudán" puede estar bien para el frente de una casa.

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Alguna que otra vez, en condiciones de lo más adversas y estando muy confundida, puede ser que haya sobrereaccionado.

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Mi hermano El Jhony tiene algunos momentos de lucidez.

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Este blog nunca avanzará.

sábado, 18 de octubre de 2008

Viví Buenos Aires


Hace un rato llegué a Bahía Blanca después de tres días en Buenos Aires en calidad de observadora de mi increíblemente bello sobrino Benjamín y, ya que estaba, de la ciudad. Y a ella, la ciudad, la encontré en cinco escenas que, bueno, cómo decirlo, bien podrían tener sesgos nacional socialistas. Sin embargo, no es mi intención sugerir que BA "es" así ni que yo vivo en un lugar ideal donde se juntan los hijos pródigos de Santa Clara y San Francisco de Asís, sino que en semejante mole de revoque se acumula un mayor porcentaje de esto:

I. Turista.
Plaza de Mayo. Un tanque, siete móviles de la Policía Federal, dos camiones de bomberos, 40 metros de rejas blancas y cientos de oficinistas tomando un descanso esperan 451 manifestaciones que, se supone, llegarán en instantes. Y hasta quizá todas juntas, según dice por walkie talkie un petiso con urgente necesidad de Alplax. 20 efectivos de vaya a saber qué fuerza forman un vallado humano frente a la Casa Rosada. Un turista se ubica delante de ellos y les muestra su espalda anglosajona mientras una chica rubia, alta, flaca y sin formas le saca una foto.

II. Paloma.
Atestado shopping Alto Palermo pre día de la Madre. Terraza. Yo, mi alma, y una insulsa hamburguesa de Mc Donalds. Floggers y otros adolescentes de colegio de 1.000 pesos la cuota almuerzan lo mismo. Una paloma enorme con ganas de ser pollo pasa a cinco centímetros de la cara de una chica. Ella sigue obnubilada con el pantalón chupín fucsia que se acaba de comprar.

III. Imitador.
Cachetón de cuatro años no tuvo clases en el jardín y viaja en subte con su mamá. Sonríe. Aparece un nene de su misma edad y deja estampitas en las rodillas de los que van sentados como ellos. El nene de las estampitas va. Vuelve con la mano de cinco centímetros en forma de cuenco. La mamá del cachetón le da unas monedas y se queda con las imágenes de la Virgen. Cinco minutos más tarde, el cachetón le saca una a su mamá y me la pone a mí arriba de la rodilla.

IV. "Evento"
Almuerzo con Pili en un restaurant que se llama "Tea Conecttion" y queda, como no, en Puerto Madero, donde trabaja mi exitosa amiga. El dique a tres metros, mesas de aluminio, angloparlantes otra vez, oficinistas prósperos, semillas de sésamo. Un Labrador, silencio y "el Faena". De repente, hablando de cualquier cosa y por primera vez en años, se me escapa una palabra que odio: "evento".
-Es el lugar -coincidimos con Pili.

V. Diario.
Estación de subte Catedral, diario La Razón gratis. La Bolsa mal, Madonna separada y mal, Maru Botana mal. Una, dos, tres estaciones más tarde, aparece otro nene del gremio de las estampitas. Sin embargo, este viene sin nada: sólo quiere que le entreguen el diario ya leído durante una, dos, tres estaciones para vender el papel. La mujer sentada al lado mío esconde su ejemplar adentro de la cartera.

lunes, 13 de octubre de 2008

Post moderno

Si hay algo de lo que me enorgullezco es de que siempre he tenido las mismas amigas. Pero la puta, che. Ayer veníamos cuatro en un auto, divertidas, sorprendidas porque habíamos conocido al primer hijo de una de nosotras (el de Guada, que además de primera madre, fue la primera en tener tetas), cuando me trataron de Susanita.

-Aceptalo, sos Susanita -dijo Pili, muy cool ella, manejando auto nuevo, con su pelo larguísimo al viento, bronceada y resuelta, a punto de ir a una fiesta electrónica cuya invitación, claro, le había llegado por facebook.

Acepto el mote, pero a regañadientes. No sé qué es lo que hace a una persona moderna, pero yo estoy convencida de que lo soy. ¿Por qué?

1. Porque escucho Radiohead compulsivamente, además de música africana, hindú, portuguesa y, por supuesto, inglesa, de autores casi desconocidos a los que accedo gracias a la compra de la revista Rolling Stone y a Esteban, que baja todo con e-mule. Esta sana costumbre me hace moderna, Pili.

2. A pesar de la crianza de la Asesina, en la que la limpieza extrema del hogar fue prioritaria, mi casa no deslumbra por su pulcritud, aunque sí por su encanto, buena onda y estilo colorido. Además, tengo una tetera diminuta con letras chinas que me regaló un diplomático de Taiwán. Tanto la mugre como la teterita me hacen moderna, Pili.

3. Tengo un par de zapatillas John Foos. Uno solo, del tipo austero y elemental, pero John Foos. Moderna, Pili.

4. He disminuido el uso del insulto "tarambana". También el de la palabra "calaña" para referirme a una clase de persona de escasa virtud.

5. Muy de vez en cuando cometo una semi ilegalidad.

6. Sé cocinar fideos de arroz, comí sushi y he visto musulmanes rezando arrodillados sobre una alfombra.

7. Asumí mi condición de exagerada y la volví a mi favor con ondulante y sorpresiva gracia, autoparodia y altura. Modernamente.

¿Ha visto?

jueves, 9 de octubre de 2008

El color del frente


10 horas.
-Qué tal, papi. ¿Alguna novedad?
-No, todo bien. Me compré el DVD.
-Ah, qué bien. Nosotros estamos decidiendo el color del frente.
-Ojo con los colores oscuros que atraen el calor. Lo mejor es el blanco.
-¿Sí? Bueno.
-Meno, chau.

***

13 horas. Dos canelones de verdura.
-Te lo digo a vos, Maru. Estoy re caliente. Hace un rato lo pateaba a la mierda. Y se lo dije: "Todo esto me está poniendo mala. Mala". ¡Es que me tiene podrida!

***

17 horas. 6200 caracteres.
-Hasta mañana.
Vuelta en la línea de subte imaginaria. Yogurt, tostadas y mini siesta. "El hombre".
-¡¡¡Amecto!!!
-¡Pero si ya estás recibiendo amecto!
-Nunca es suficiente. ¡¡¡Amecto!!!

***

19 horas. Caminata. 12 de Octubre, entre Paraguay y Salta. Señora escucha a Chiche por la radio.
-Hace 23 años que trabajo acá. La gente varía de un año a otro. Antes agosto estaba vacío, pero después se llenó, por ejemplo. ¿Cómo es tu apellido, querido?
-N.
-¡Ah! ¡Pero si te conozco de chiquito! No te había reconocido. ¿Y el tuyo, querida?
-Rodríguez.
-Ah.

***

21 horas. El color del frente. Photoshop.
-Si te vas a poner a boludear con el verde me voy a la mierda.
-¡No, mirá!
-A ver, fijate con blanco. Qué querés que te diga: a mí me gusta el blanco.
-Se te metió en la cabeza que los colores no, que lo térmico y no sé qué y ahora no querés escuchar nada que no sea blanco.
-¿Vos te pensás que yo no tengo opinión propia? ¿Que repito como un loro? Para que sepas, estuve pensando mucho en el color del frente. Y es importante que sea claro. ¡Los colores oscuros atraen el calor!

lunes, 6 de octubre de 2008

Vienen con alegría

No quiero hacer un post ateo ni sacrílego ni nada que termine de disgustar a mi mamá, que es muy católica. De eso, de disgustarla, ya me encargué durante la adolescencia, cuando a los 15 le dije que no sabía nada de la vida ("No sabés nada de la vida", le dije), cuando le puse el apodo "Asesina" o cuando le pedí que se dejara de romper las pelotas con la pascualina y me hiciera papas fritas, milanesas o "comida acorde a mi edad". Por eso, porque crecí y ya paso la aspiradora como ella me enseñó, es que ahora me rehuso a escandalizarla. Sin embargo, hoy debo referirme a las canciones de misa.


* Vienen con alegría, señor, cantando vienen con alegría, señor, los que caminan por la vida, señor, sembrando tu paz y amor.

Mi novio Esteban y yo recordamos con asombrosa exactitud letras, melodías y hasta falsetes. Mario, Javier y Vero, tres amigotes de la redacción, las comparten conmigo mientras se hacen las páginas cinco y seis del diario local.

* Es hermoso ver, bajar de la montaña, los pies del mensajero de la paz. El señor llamó a sus discípulos. ¡Los llamó de dos en dos! Es hermoso ver, bajar de la montaña, los pies del mensajero de la paz.

Ayer volvíamos de Monte y Esteban (no yo, mami) decía que son melodías alienantes, que operan a modo inconsciente. Algo así como los Backyardingans para los bebés: mantras.

* Santo santo santo, santo es el señor, Dios del universo, santo es el señor... ¡Hosanna en el cielo, hosanna en las alturas, bendito el que viene, en el nombre del señor! ¡Hosanna en el cielo, hosanna en las alturas, bendito el que viene, en el nombre del señor!

Mis amigas y yo hicimos la secundaria en La Inmaculada y ahí se aprende una canción sobre la patrona del colegio que, bueno... No quiero decepcionarte más, mami, pero tengo que confesar que alguna vez, hace muuuuuuucho, la hemos cantado Pili, Chilli, Ana, Agus, Juli... Todas juntas, borrachas, a los gritos, desafinando, corriendo por las calles en verano. Sí. Qué va ser. Pero mirá, no te aflijas, al final no me fue tan mal. Si hasta tengo blog, fijate.

* A Juaaaaaaaaaaaaaaaaaaana, De Lestonaaaaaaaaac, esta canción, por su amor... A Juaaaaaaaaaaaaaaaaana, De Lestonaaaaacc, esta canción, por su amor... Por su amooooooooooorrrrrr...

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Por su amooooooooooooooorrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!!!!!!!!!!!!

miércoles, 1 de octubre de 2008

Miedo


¿Por qué cada tanto nos cambiamos de silla? Yo lo hago cada cinco años. Es que en el juego de la silla, cinco años son suficientes para apoyar el traste en otro asiento y volver a empezar, como diría el hombre sin ningún talento, Alejandro Lerner. Lo notable es que la transición trae consigo síntomas de lo más extraños. Uno de ellos es el miedo. Ya saben, "ese" miedo. El lúdico. No el real, el que a mí me da cuando sueño con yararás, violaciones o los robos de un violador que anda con yararás, sino el miedo que los gurúes de autoayuda llaman "crecimiento", "riesgo", "desafío". Produce distintas reacciones:

1. Caca. No quiero explayarme en este punto, pero entiéndanme: hablo de caca.

2. Retorcijones en la panza.

3. Abandono de la comida como medio de supervivencia.

4. Muerte.

Como sea, de lo que aquí se habla es de un lugar común: "la sal de la vida". De eso que hay que vivir para, digamos, vivir. De lo contrario, estaríamos ante un caso de aburrimiento, desazón, agorafobia y apatía crónicas.


Aclaración: no pensaba decir que el bebé de más arriba soy yo cuando niña, pero lo voy a confesar para mostrar la clase de persona que es mi amado concubino, E. Apenas vio la foto, se rió y dijo que me parecía a Touefujonlsgfson...
-¿¿¿A quién???
-¡A Tor Jhonson!