miércoles, 23 de enero de 2008

E

Me puse ropa al revés. Guardé remeras en el placar y las doblé. Puse el lavarropas a media carga y lo activé. Mezclé un yogur Activia de ciruela con uno de frutilla de leche entera, Sancor, y me lo tomé. Enchufé la notebook y la cargué. Puse el MP3 en un puerto USB. Borré la música que tenía y grabé otra vez. Miré una página de trabajos por Internet. Intercambié tres frases por chat con mi amigo José. Mandé un mail a México que nunca nadie va a responder. Olí los tomates recién comprados: grandes, vistosos; de sólo verlos los disfruté. Busqué una receta de gazpacho en google y la anoté.

Y pensé: "Basta, dejate de joder y escribí algo en ese blog medio abandonado que tenés, elquedelele, ese que tanto llenaste de es sin saber por qué".

miércoles, 9 de enero de 2008

Señora, por favor, líbrenos de la vizcachera

Disculpe que moleste su primer día de trabajo después de unas merecidas vacaciones en El Calafate, presidenta Cristina, pero necesito hacerle un pedido, creo, en nombre de unos cuantos: por favor, líbrenos de la vizcachera.

De chiquita aprendí a manejar el calor de una casa con mucha desenvoltura. Usted sabe, abrir las ventanas de noche, ventilar y cerrar apenas el sol empieza a hacerse notar. Siempre supe que en enero había que oscurecer el hogar como una vizcachera. Pero esto no sé cómo manejarlo, presidenta. Le ha dado superpoderes al sol, cuyo agobio recién termina por completo cerca de las 23. Usted no tiene responsabilidad sobre las altas temperaturas, pero si me permite un consejo, debería disuadir sus efectos, no agravarlos.

Sé que todo lo hace para ahorrar energía, pero me dicen que su campaña sólo representa un uno por ciento en relación al pico de demanda de esta época. No quiero cuestionarla, pero la verdad es que no me acostumbro a este cambio de horario, a cenar de día, a dormir menos, a prescindir de la luna por semejante nimiedad porcentual. Fíjese, en este momento falta menos de media hora para las 22 y el cielo está celeste como la bandera que usted representa.

Ahora se vienen las lamparitas bajo consumo. Me cuentan que las compró en Cuba, porque en el país de Fidel hicieron una campaña parecida y sobraron; que las va a pagar millones de dólares. Todo por ese uno por ciento de ahorro.

Lo que yo no entiendo, señora, es por qué se empecina en negar que en la Argentina tenemos una crisis energética. Quizá sea mi cabeza acalorada la que no entiende. A lo mejor me abombé en mi cueva. ¿Por un lado no quiere alarmar a la gente y por otro la obliga a seguir una agenda contra natura?

En fin, le dejo la inquietud y espero tenga a bien aclarar mi desconcierto.

jueves, 3 de enero de 2008

Feliz Año Nuevo

1 de enero. 17 horas. 3 mujeres. 40 grados. 15 pisos. 1 terraza:

--Yo tengo a los chicos, viste. Con eso no se jode. Y él lo sabe.
--No, obvio.
--Y viven conmigo, así que...
--¡Más vale!
--Yo le dije a él: "Los chicos estuvieron conmigo todo el año, así que las fiestas, las dos, las pasan conmigo". Y él ni "mú", viste. Sabe que donde se haga el pelotudo se los saco y no los ve más.
--Yo haría lo mismo, pero no tengo chicos.
--Ja, ja.
--La profesora de Feng Yui me dijo que en este edificio todos se separan. Que hay que fijarse en la orientación del sol o algo así, pero que si todos se separan, es por algo.
--¡¡Es verdad!!
--Y... algo debe haber: vos, yo, ella, la del sexto, Claudia...
--Si querés estar en pareja, hay que mudarse de acá.
--Simmmm...
--Ay, me muero de sed. ¿Por qué no te traés un aguita? Uuuuffff, aguita...
--Dejá, voy yo. Dejo el celular acá. Espero que justo ahora no me llegue un mensajito de texto.