miércoles, 9 de enero de 2008

Señora, por favor, líbrenos de la vizcachera

Disculpe que moleste su primer día de trabajo después de unas merecidas vacaciones en El Calafate, presidenta Cristina, pero necesito hacerle un pedido, creo, en nombre de unos cuantos: por favor, líbrenos de la vizcachera.

De chiquita aprendí a manejar el calor de una casa con mucha desenvoltura. Usted sabe, abrir las ventanas de noche, ventilar y cerrar apenas el sol empieza a hacerse notar. Siempre supe que en enero había que oscurecer el hogar como una vizcachera. Pero esto no sé cómo manejarlo, presidenta. Le ha dado superpoderes al sol, cuyo agobio recién termina por completo cerca de las 23. Usted no tiene responsabilidad sobre las altas temperaturas, pero si me permite un consejo, debería disuadir sus efectos, no agravarlos.

Sé que todo lo hace para ahorrar energía, pero me dicen que su campaña sólo representa un uno por ciento en relación al pico de demanda de esta época. No quiero cuestionarla, pero la verdad es que no me acostumbro a este cambio de horario, a cenar de día, a dormir menos, a prescindir de la luna por semejante nimiedad porcentual. Fíjese, en este momento falta menos de media hora para las 22 y el cielo está celeste como la bandera que usted representa.

Ahora se vienen las lamparitas bajo consumo. Me cuentan que las compró en Cuba, porque en el país de Fidel hicieron una campaña parecida y sobraron; que las va a pagar millones de dólares. Todo por ese uno por ciento de ahorro.

Lo que yo no entiendo, señora, es por qué se empecina en negar que en la Argentina tenemos una crisis energética. Quizá sea mi cabeza acalorada la que no entiende. A lo mejor me abombé en mi cueva. ¿Por un lado no quiere alarmar a la gente y por otro la obliga a seguir una agenda contra natura?

En fin, le dejo la inquietud y espero tenga a bien aclarar mi desconcierto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eeeehhhh!!!