miércoles, 15 de junio de 2011

Desbarajuste

Madrugada de un día de semana. Cinco y media de la mañana, más o menos. Afuera cae una helada. Adentro la temperatura es suficiente y amable. Duermo, duermo bien. En eso, Antonia llora. Resignada y mecánica me levanto y dirijo a su habitación. Me espera parada en la cuna, agarrada de los barrotes. La levanto, llevo a un sillón y apoyo contra mi pecho. Balanceo y entono el mantra: "Hahaá-hahaá... hahaaá-hahaá". Diez minutos, quince; media hora. Antonia se duerme.

Espero un tiempo prudencial, el suficiente para que no haya cambios en la rutina. El indispensable para evitar un desbarajuste. Con respeto y pleitesía deposito a mi beba de un año y cuatro meses sobre el sillón, en el exacto lugar que mi cola acaba de dejar. De esa manera le garantizo calidez y solvencia onírica por un rato más.

La operación resulta un éxito. Antonia sigue durmiendo. Despacio, casi sin respirar, me dirijo al baño y siento en el inodoro. Hago pis. Me regocijo pensando que quedan al menos dos horas de sueño. Pienso y libero y siento un ruido. Un sonido torpe y bajo, como de alacena. La ventana del baño me permite cierta visión. Parada en la puerta, enana, redonda y preocupada, Antonia camina tambaleante en dirección a mí. Se saca el chupete y dice:

-¡¿Tucuá?!

18 comentarios:

Cecilia dijo...

¡¡¡Qué hermosaaaa!!!
Esa es una de las razones que nos dan los hijos para, aunque estemos rotas al día siguiente, tener una sonrisa de oreja a oreja. Besotes.

Mario Minervino dijo...

"Tucuá", dijo Antonia. Las frases y expresiones que quedarán para toda la vida!!!

Yoni Bigud dijo...

Y la esperan muchos otros Tacuás. Descuento que usted lo sabe.

Un saludo.

Martín dijo...

¿¿¡¡Tucuá no era loro barranquero!!??

Anónimo dijo...

100% comestible.

Beso!
Pili

Lelé dijo...

Ceci: Quién mejor que vos para entender todo el asunto. Siempre me acuerdo de tus noches de botella de agua caliente para Emilia. Sigue con esa sana costumbre? Besos!

Mario: Esperemos que sí! Temo olvidarme cada una de sus pequeñas pavaditas.

Yoni Bigud: Esperemos que todos los tucuá sean tan inofensivos como este. Calculo que el que voy a escuchar a las 5.30 cuando tenga 18 va a ser distinto. Dios nos libre!

Shimmy: Jajajaja! Me descubrió!! Usted sí que es un lector atento. Tucuá le dice a los loros barranqueros, a su madre, a sí misma y a las vaquitas de San Antonio.

Pili: Sí!!! Casi me la morfo a besos esa madrugada. Beso grande amiga.

Martín dijo...

Lo dijo en mi blog, hace pocos días. Menos mal que Tucuá aplica a varias cosas, pensé que tenía un animal silvestre en... mejor ni lo digo.

Patita dijo...

Pero qué hermosa escena describiste. Sin conocerla a Antonia, solamente por fotos, me imagino su pijamita, sus pelitos revueltos, sus pasitos hasta el baño y hasta la cara con ojos bien abiertos diciendo ese "Tucuá". Me llenó de ternura :)

Cecilia dijo...

Jajaja!!! Si bien no con la intensidad de otros años, con Emilia seguimos dando vueltas por las noches... y en diciembre cumple 7 años!!!!
La botella de agua caliente nunca falla y es un clásico: todos nos vamos a dormir con una de Coca Cola Light, que tienen un tamaño justo.
Besoteeee!!!! Te sigo siempre.

Lelé dijo...

Ceci! Me matan esas escenas tan costumbristas y nocturnas y llenas de cariño del bueno. Y de Emi, qué te puedo decir... imposible olvidarla cuando era una enanita y te esperaba con aquella niñera rubia en la entrada de la redacción. Te acordás? Era increíblemente bonita. Beso!

Meki dijo...

De vez en cuando paso por acá. Que lindo relato. Muy lindo. Besos!!

Lelé dijo...

Meki: Hola! Muchas gracias por tus visitas. Saludos!

Patita dijo...

Sólo para que sepas: te escribí una biblia en un antiguo post mío ("Ahora") en respuesta a una respuesta tuya que recién hoy vi :)
Besos!

ani dijo...

Maru!!!! Cuando Matteo era bebé la única manera de dormirlo era sentarme en la punta del sommier y rebotar bruscamente. Y cuando digo bruscamente es literal, ja jaaaaa. Tanto que tuve que cambiar el colchón porque se me habían roto los resortes.

¡Tucuáaaaaaaaa! Besotes!

ani dijo...

Cuando Matteo era bebé la única forma de hacerlo dormir era rebotando bruscamente en la punta del sommier. Y cuando digo bruscamente es literal. Figuresé que tuve que comprar un colchón nuevo porque le rompí los resortes a la brevedad. Y juro que no fue por raras costumbres sexuales con el progenitor... ja jaaaaa

¡Tucuá!!!!!!!!!! Besotes!

ani dijo...

Cuando Matteo era bebé la única forma de hacerlo dormir era rebotando bruscamente en la punta del sommier. Y cuando digo bruscamente es literal. Figuresé que tuve que comprar un colchón nuevo porque le rompí los resortes a la brevedad. Y juro que no fue por raras costumbres sexuales con el progenitor... ja jaaaaa

¡Tucuá!!!!!!!!!! Besotes!

ani dijo...

ah ja ja te mandé dos coment casi iguales porque no me di cuenta de que ahora los vigilás antes de publicar!!!!!!!

Bueno, elegí el que más te guste... Esto demuestra que le puse pilas a la comunicación!! Creí que se me había borrado...y lo hice de vuelta!!

Lelé dijo...

Pato: Buenísimo! Ahora reviso. Beso.

Ani: Cuánta dedicación, qué maravilla! Agradezco tus pilas. Igual, el relato de Matteo lo ameritaba. Así que a los rebotes!? Lo que una hace para que duerman, no? Hace poco compré la famosa cuna funcional. Más por mí que por Antonia, porque como soy enana puedo entrar y dormir con ella cuando se despierta de noche. Beso grande y gracias!