jueves, 26 de junio de 2008

En buenos términos

Las malas palabras son de lo más competentes. Fontanarrosa siempre lo decía. El lenguaje de la calle las incluye y a veces son más descriptivas que cualquier otro término aceptado por los editores.

"Pelotudo" es inigualable. La pe va derecho al riñón, rebota y vuelve, alentadora, para ir por más.

Respeto a los escarabajos que no le gustan o no le salen, pero las malas palabras son sustanciosas, ejecutivas, seguras de sí mismas. De todos modos, es importante que tanto en el habla como en la escritura aparezcan salteadas y en el momento preciso, espontáneamente. Además, está bueno mecharlas con términos sofisticados:

--¿Sabés qué es lo que le pasa a ese? Que es un forro oligofrénico --por ejemplo.

Los excesos no están bien y en periodismo gráfico, menos. Pero en literatura son super musicales, sobre todo si hay diálogos. Acabo de terminar mi primera novela (ya sé que no da hacerse la canchera acá, pero sino dónde quieren que lo haga) y creo que una de las mejores cosas que tiene es que está llena de diálogos con puteadas.

Termino con una reflexión acerca de las nuevas malas palabras y sus derivados. Una en particular resalta por su economía de pensamiento y la inmensidad de significado que encierra. "Gagá". Y ojo que no se relaciona tan directamente con "viejo", sino con un estado mental para nada respetable que le endilgo a una persona en especial cuyo nombre no voy a dar porque no se lo merece y porque es un forro de mierda hijo de un barco regasificador lleno de putas.

13 comentarios:

Santiago Dahir dijo...

jojo que buen blog!!! como andas maru??

es re contra flashero y copado este comentario sobre las puteadas, q buen delirio!!!

todavia no llego tacla pero ya te pasare los chismes jajaja :P

nos veremos, un beso!


-SaN-

Santiago Dahir dijo...

mmm no toy seguro si quedo el comentario anterior...

como era el programita que me dijiste que baje??

nos vemos!

Escarabajo dijo...

Lelé, disfruto de las malas palabras ¡Pero no cuando soy merecedora de una! Tal vez, mi ingenuidad me lleva a concluir que si no las digo, no me las van a decir... (¿ Mi ingenuidad o mi pelotudez?)
Y en cuento a tu novela, estoy segura que te va a traer unos gratificantes aires afrancesados... Merde, he dicho. Besos!

Lelé dijo...

Santiago: gracias, nos estaremos encontrando entonces. Lo que necesitás es un soft que se llama "hit counter gurú". Beso.

Escarabajo: muchas gracias, boluda!

Anónimo dijo...

La puta madre, qué lindo post!
Quiero esa novela, Maru, he dicho.
Besos.
Nico.

AEZ dijo...

Ah, las malas palabras... Yo las venero, usted sabe, cuando aportan musicalidad y ese cross a la mandíbula. Mi top 3:

1. La puta que te parió (y sus variantes).

2. Pelotudo.

3. La recalcada concha de tu madre (la clave es arrastrar la erre de "rrrrrecalcada", una palabra que nunca entendí qué hace adjetivando una concha).

Lelé dijo...

Y no había una todavía más incompresible, "la concha bien de tu madre"? Qué hace ese "bien" ahí, me querés decir!

Wakefield dijo...

Lelé, Ud. es muy bocasucia.

Ahora, ¿"gagá" es una mala palabra? ¿Y es nueva?

¿Y hay alguien en este bendito diario que no tenga un blog? ¿Camacho tiene?

No me quejo, ojo. Al contrario. Son muy instructivos. Un beso a todos, los leo siempre.

Lelé dijo...

Sí, recién pensaba que este post es demasiado ordinario. Ahora, Wakerfiel, quién es usted? Oscar Medina?

Wakefield dijo...

Efectivamente, soy Oscar.

Mi prosa de oficina me ha delatado una vez más.

Agus dijo...

La preferida de mi jefe: la concha del pato.
Sí, el pato en masculino.

NOE AVONDET dijo...

ehhh maru tuve q volver a mi blog anterior el nuev no se que tiene:S besitos y me gusto mucho esto de las malas palabras jeje

Lelé dijo...

Agus: me parece que tu jefe es muy divertido.

Nois, gracias, un beso.