miércoles, 24 de septiembre de 2008

El sillón maldito

En la casa de mis viejos hay un sillón maldito. Está en el living, mirando de costado al televisor. Su maldición se activa ante la presencia de mi hermano Pablo, prestigioso médico, fanático de la tecnología de los respiradores y vecino del porteño barrio de Belgrano. Cada vez que viene de visita a Bahía Blanca y desde tiempos inmemorables, Pablo sufre las consecuencias de terribles conjuros: basta que se siente a ver televisión, leer todos los tomos de la enciclopedia Larousse (lo hizo de chico) o escuchar Pink Floyd en los discos de vinilo de mi papá (también lo hizo), para que alguna pequeña criatura se le caiga encima. Hay pruebas:

Esta foto fue tomada durante la última Navidad. Como se puede apreciar, Pablo intentaba deleitarse con una receta del canal Gourmet cuando una de estas criaturas se le tiró encima. En este caso fue una de nombre Benjamín munida de un extraño muñeco de origen francés devenido en trapo rojo.

***

Aquí la prueba de la durabilidad del conjuro. Pablo, hace unos 26 años, escuchando música con vistosos auriculares y anteojos, antes de que el sillón fuera retapizado. Por entonces la maldición se manifestaba a través de un sujeto de cabellera amarilla tupida, una criatura sigilosa, culona y paticorta.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

maldito o bendito?

Briks dijo...

hay cosas que encuentran explicación sólo si se bucea en el inmenso amor de un padre hacia su hijo...


dejarle tocar los discos de Pink Floy, por ejemplo






PD: en mi depto de estudiante tambien había un sillon de esos, pero era medio selectivo, sólo funcionaba cuando alguna señorita se sentaba allí y por lo general la criatura que se le tiraba encima...era yo.

Ana dijo...

Pobre Pablo, está condenado! Igual que no se queje, no se lo vé en la actualidad tan a disgusto!

Lelé dijo...

Anónimo: lo dejo a su criterio.

Briks: este post intentaba ser tierno, rosa, y usted cae con las anécdotas sexuales de su sillón platense. Por cierto, parece que la pasó muy bien. Saludos!

Ana: por supuesto! Menos ahora que sólo tiene que aguantar a su dulce hijo Benjamín. Antes era a quien escribe, la culona paticorta. Beso!

Mario Minervino dijo...

Terrible foto (y color!!!). Eso tiene de increíble la familia y los hermanos: uno se pasó toda la vida compartiendo horas, sentires, historias, olores, broncas, lugares, nombres y olvidos...me gustó...

Lelé dijo...

Mario: que suerte que te haya gustado. Sí, muchas horas y todo lo demás. Suerte en tus vacaciones.

Anónimo dijo...

Gran foto. Que gafas! Que auriculares!

Pedro Noli dijo...

Pasa en las mejores familias. Se de una casa en Tucumán donde también hay un sillón, tapizado y oscuro, donde criaturas como esas miman a los mayores. Por allá las llaman sobrinas. Y por acá se las extraña.

Anónimo dijo...

Lelé: Será cuestión de que te sientes a su lado... capaz caiga una de esas maravillosas criaturas en tus brazos! Yo te digo: si eso sucede, salí corriendo con ella, sin mirar atrás! Beso grande, che!

Mona lisa dijo...

Que emblemáticos e importantes son esos lugares de refugio en un hogar, hasta que te los descubren y empiezan a llover personitas.
Esos auriculares son lo máximo!

Lelé dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Lelé dijo...

(Aclaración: el comentario anterior fue suprimido porque había cometido un error de tipeo que pasaba por uno de ortografía garrafal)

Diego: ¿ha visto?

Pedro: imagino cuan entrañables deben ser esas sobrinitas tucumanas. Y te lo digo otra vez: te felicito por lo que escribiste.

Sole: Tenés razón. De encontrar a uno de estos pibitos me iría corriendo sin pensar. Beso!

Mona Lisa: supongo que cada casa tiene un lugar emblemático. Cómo pegaron esos auriculares! Todavía deben andar por ahí.

Lorena Tapia Garzón dijo...

Jajaja, se ve que todas las familias tienen algún sillón con protagonismo. Muy loco, escribí hace días un relato en mi blog sobre el sillón de mi casa, en Tucumán, y se titula casi igual: "Sillón engualichado". Saludos!

Lelé dijo...

Lorena: parece que en muchas casas hay uno de esos sillones. La condición, creo, es que haya dos o más hermanos. Saludos y gracias por pasar.