martes, 22 de julio de 2008

Tener miedo hace bien

Hay que ejercitar la ira, el miedo y la angustia. Entre tanto refrito de autoayuda, resulta que hoy tenemos que vivir en un estado zen soñoliento y comer tres gajos de mandarina por día. Pero nadie nos dice la verdad, o sea, que la bronca se conoce por contraste con la templanza, que la imbecilidad existe en detrimento de la lucidez. Que una cosa no existe sin la otra y que nosotros somos la vomitada de todo eso junto.

Hoy merendé un gurú, así que voy a explicar cómo viene la mano.

Tener miedo hace bien. Hace un rato salí a caminar con el MP3 a fondo, lo suficientemente fuerte como para que me arrollara una Hilux sin que yo me inmutara. No pasó, pero igual me pegué un susto: del consulado de Italia de Rodríguez y Alem salió un perro negro, uno con ganas de labrador que para mí era un Rottweiler especialmente entrenado para matar y violarme. El episodio completo sirvió para que yo ejercitara el miedo, para que resolviera el susto de la semana.

Porque hasta fisiológicamente debe ser importante que se alteren las células de ese modo.

Lo mismo con la ira. La semana pasada entré al diario y uno de los mejores sujetos que camina ahí adentro pasó por al lado mío con un termo de mate cocido para ofrecerle una taza a todo el que quisiera y al que no. Se trata de uno de esos sujetos que no da lo que le sobra, sino lo que tiene. Pasó por al lado mío y siguió con su mate cocido hacia el mundo. Pero antes me preguntó.
-¿Estás bien?
-No.
-Claro que no, es normal, hoy es luna llena y se liberan emociones -dijo, y siguió caminando hacia su escritorio.
Tenía razón. Ese día me agarré una luna que ni les cuento. De hecho, no la voy a contar. Lo que vale es que hice el berrinche del mes. Del año. Y ya está: me enfurecí en nombre de la provincia de Buenos Aires. Ahora valoro toda la paz y sabiduría que me brinda este amable blog.

Lo mismo con la angustia. La soberbia. Los celos. La idiotez. La ingratitud. Sentimientos que todos entrenamos más o menos bien y seguido. Por eso yo, que soy depresiva, ególatra, mezquina, inmadura y necia, cuando tengo un berrinche lo vivo a pleno, lo exploto, lo hago saber: le cago la vida al o la que tengo al lado. Después renazco, me asumo y vuelvo a salir peor que nunca. Eso sí, siempre buena novia, amiga, hija y hermana y excelente cocinera de tartas de puerro.

Hace unos años, una pobre diabla que mentía sobre sí misma soltó una gran verdad sobre un supuesto amor perdido:
-En definitiva, todo este duelo me hace bien. Tanta angustia es una especie de movimiento emocional. Sino es como si estuviera dormida. Lo bueno de toda esta tristeza es que me hace sentir viva.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bárbaro... siendo leonina no debería ya sorprenderme que tu descripción sobre un estado de ánimo sea del todo aplicable a mi misma ¿no?
Ah! A la lista le agrego buena compañera, señorita. De esas que con poco aportan al día de una, vio. Beso del escarabajo perdido.

Anónimo dijo...

Tener miedo hace bien cuando uno sabe que tiene miedo. El miedo te mueve a hacer cosas que normalmente no harías.

Pobre diabla esa piba!

Los duelos en principio hacen mal, por eso se llaman duelos. Sino serían fiestas, puramente eso.Se hacen para poder verse ahí mismo y mover de ahí mismo... renacer, reinventarse, o peor aún, quedarse al costado de la vida. Uno siempre elige estar bien. Pero a veces te llevás el mundo a cuestas o lo sepultás en el fondo de un cajón, con fotos y demás recuerdos vitales de otra(s) vida(s). Besos.
Nico.

Agus dijo...

Uh, esas crisis...estoy convencida de que uno sale fortalecido. "Lo que no te mata, te fortalece". Como cuando comés algo en mal estado. Pero que feo es el mientras tanto...

Wakefield dijo...

Caramba. Creo que identifico al entrañable personaje del mate cocido. Y al escarabajo también.

Lo bueno de esto es que todo queda en familia, por decirlo de alguna manera. Saludos.

Lelé dijo...

Escarabajo: gracias, qué lindo.

Nico: quise hacer un post semi optimista y quedó uno semi depresivo. Tenés razón, quevasé.

Agus: en el mientras tanto no se pueden escribir cosas como esta ni hacer ninguna otra cosa.

Wakefield: ¿vio qué extraño? Hasta usted se anima a usar la palabra "familia".

Anónimo dijo...

CUANTA VERDAD LELE...CUANTAAAAAA VERDATTTTTTTTTT!!!!!
ME HACES REIR MUCHO TE QUIERO!!!!

Lelé dijo...

Gracias, anónimo! Por decirme que digo la verdad y quererme. Hazte a conocer, mi buen amigo/a!