Finalmente conocí en persona a Iomi. Metódico, me llamó al celular dos veces por semana desde que hablé de él
acá. Y ayer me dije:
-Vamos a ver si sigue igual el basural de este pobre viejo.
Lo pasé a buscar en un taxi con un fotógrafo. Iomi me esperaba en la puerta de un edificio céntrico. Jubilado desde hace unos 15 años, tapado gris, fornido y derechito: una heladera de aluminio. Abrió la puerta de adelante del auto y ni me miró.
-Agarrá Colón derecho -le dijo al taxista.
Llevaba un audífono y carpetas con notas de diarios. Se dio vuelta como se dan vuelta los viejos adentro de un auto: tieso, complicado. Me dijo:
-Ahhh, sí, sí... Usted va a aprender mucho. Va a ver. Yo le voy a mostrar.
-Iomi, mire que estamos apurados, ¿eh? Una vueltita por el basural, diez minutos y volvemos. ¿Le parece?
-Sí, sí, el basural. Pero ahí está el club marítimo. Los pescadores. El gran proyecto del intendente Puente. Sí. La basura a los costados. Nivelaron el terreno. Un desastre.
-Bueno, pero acuérdese lo que hablamos antes. No se puede ver todo. Me muestra el basural, le sacamos una foto a usted en su terreno y volvemos.
-Yo le muestro. Después usted elige lo que le parece. Me gusta esto de las notas. Me gusta. Va a ver todo lo aprende. En unos años va a aprender muchísmo. ¡Montones va a aprender!
Iomi le indicó al taxista cómo entrar al basural. Se bajó del auto. El fotógrafo y yo también. Había un perro atado a un alambrado, muy parecido a Huesos, de Los Simpson. El animal estaba tan afónico que no se escuchaba todo lo que ladraba, y era mucho. El fotógrafo lo soltó y Huesos salió rengo entre las bolsas de mierda. Creo que se frenó en una a comer algo. Mientras tanto, Iomi hablaba. Y se retobaba:
-No, fotos no. Yo soy un hombre muy reconocido. Soy de la inmobiliaria. Fotos no.
-¿Pero cómo no? ¿Me llamó por lo menos 15 veces para venir acá y ahora me dice que no quiere fotos ni nota ni nada? ¡Me dijo que le gustaban las notas, Iomi!
-No, nada. Poné "un importante empresario inmobiliario local".
-Ah, mire, ahora me dice lo que tengo que poner. -Empecé a transpirar. Quería dejarlo a dormir la siesta entre la basura.
Le dije al taxista que diera la vuelta. Iomi suplicaba:
-Espere, diez minutos que le muestro la pesca. Acá iban a venir los pescadores. Esto iba a ser un muelle. La basura. Nivelaron el terreno y dejaron la basura al costado. La próxima vez que salgamos a pasear le muestro más. Usted va a aprender mucho, ya va a ver.